Como ministerio practicamos  el principio de Corte Radical, uno de los pilares de un programa de restauración del pecado sexual. Corte Radical es una frase que representa la necesidad de eliminar las fuentes de pecado sexual:

Por lo tanto, si tu ojo —incluso tu ojo bueno— te hace caer en pasiones sexuales, sácatelo y tíralo. Es preferible que pierdas una parte de tu cuerpo y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Mateo 5:29 NTV

No se dejen engañar: «Las malas compañías corrompen las buenas costumbres.» 1 Corintios 15:33 NVI

¡Adúlteros! ¿No se dan cuenta de que la amistad con el mundo los convierte en enemigos de Dios? Lo repito: si alguien quiere ser amigo del mundo, se hace enemigo de Dios. Santiago 4:4 NTV

Parece que todos los lectores están de acuerdo con la necesidad de eliminar los accesos a pornografía. Excepto cuando mencionamos eliminar en las redes sociales los contactos que nos ayudan a pecar. Entonces escuchamos esta enojada respuesta: “¿Y cómo voy a predicarles el evangelio si no los tengo como contactos en Facebook?”

Pues no, bíblicamente no es necesario que seas amigo de alguien para predicarle a Cristo. Tampoco es necesario que estés expuesto a su pecado. Analicemos algunos casos bíblicos:

El apóstol Pedro (ver Hechos 2:14-41), después de la manifestación del Espíritu Santo en Pentecostés, se pone de pie frente a una multitud, y predica el evangelio. 3000 personas aceptaron a Cristo ese día. ¿Eran amigos de Pedro? No – la mayoría eran extranjeros que estaban de paso por las fiestas, y pronto regresarían a su tierra. Otro ejemplo es el apóstol Pablo en la ciudad de Éfeso (Hechos 19:8-34). Dice el verso 8 que Pablo “discutía valientemente, pues se habían puesto tercos, rechazaron el mensaje y hablaron públicamente contra el Camino”. No eran amigos de Pablo, más bien este capítulo termina con un violento disturbio en la plaza. En el mundo antiguo el evangelismo rara vez era bien recibido o una forma de hacer amigos, y usualmente terminaba con latigazos, linchamiento o pena de cárcel.

Yo reconozco que no poseo esta pasión por evangelizar, o por las misiones. Admiro a los amigos que no pueden dejar pasar a un desconocido sin hablarle de Cristo. Esa gente que pone un folleto evangelístico con la propina en un restaurante, al que aprovecha estar hospitalizado para predicar a los demás enfermos, etc. Hace unas semanas en el gimnasio un hombre se me acercó a hablarme y no me di cuenta de cómo condujo la conversación sobre suplementos deportivos para preguntarme si conocía a Cristo como Salvador. Eso es ser misional.

Si tienes la genuina carga por los que no conocen a Cristo, únete al comité de misiones. Invita a tus compañeros de trabajo a la iglesia, predica en una plaza o mercado, etc. (no es un sarcasmo, estoy convencido que es una parte vital de ser Iglesia el realizar estas labores).

Pero amigo, no justifiques que disfrutas tus conexiones con el mundo manipulando la gran comisión del cristiano.

Si tuviera la oportunidad de hablar con quienes se irritan por este principio, les preguntaría, “¿Puedes enumerar cuantas personas en el último año aceptaron a Cristo por causa de tus posteos y memes de Facebook?” “¿Diez, veinte, cien, CERO?” “¿Cuántas veces en el último año has recaído en ver pornografía o en masturbación, después de haber sido tentado por algo que viste en tus redes sociales?” Piensa en ésto.

¿Significa esto entonces que viviremos en vecindarios separados, trabajaremos en empresas donde todos son cristianos, dejaremos de hablarle al no creyente? No. Pero la Biblia nos da lineamientos muy específicos acerca de nuestra interacción con el mundo:

  1. Aceptar que la base de la relación del cristiano con el mundo, es ser odiado por él, Juan 15:19
  2. Llevar a diario una vida ejemplar frente a los no creyentes, aún si no los conocemos personalmente, sobre todo por causa de acusaciones de actuar mal, 1 Pedro 2:9-12
  3. Prepararse intencionalmente para debatir acerca de Cristo con el no creyente, 1 Pedro 3:15
  4. Trabajar activamente por la paz y la prosperidad de los no creyentes, Jeremías 29:7, Gálatas 6:10
  5. Presentar el evangelio. Romanos 15:16. (Cabe aclarar que postear un versículo no es presentar el evangelio. Predicar el mensaje completo incluye hablar de la necesidad de arrepentimiento, confrontar con el pecado, presentar el sacrificio de Cristo como única opción, y guiar al nuevo creyente en una vida de santificación y restauración.)

El Espíritu Santo no necesita de nuestras “conexiones” para convencer de pecado. Dios no está limitado por nuestra lista de contactos de Facebook para acercarse al perdido y salvarlo. Necesitamos vivir mostrando que fuimos salvos no para ser iguales al mundo, sino para ser diferentes a él. Por algo al cristiano se le llama repetidamente “extranjero” en la Biblia. La vida cristiana es caridad, comunión, dar testimonio, debatir con el no creyente, pero nunca Dios nos pide hacer todo esto exponiéndonos al pecado sexual.

Considera los argumentos anteriores para responder para ti mismo, “¿Me molesta que se hable de Corte Radical, porque en realidad no quiero dejar el pecado sexual?”