Nuestros programas de consejería enseñan principios bíblicos para ayudarte a ser libre del pecado sexual. Uno de esos principios es la necesidad de arrepentimiento genuino. En el Antiguo Testamento encontramos varias historias que nos ilustran esta enseñanza, como la de Nehemías.

Este hombre era un judío exiliado en Persia, después de que el pueblo hebreo había sido conquistado y llevado cautivo allí como consecuencia de su pecado. Nehemías pidió permiso al rey Artajerjes para regresar a su tierra, a reconstruir y restaurar.

Al llegar a Judea descubre que el pueblo está hundido en pecado. Adoraban ídolos, explotaban entre ellos a los pobres, y se habían casado con hombres y mujeres paganas.

Luego de organizar la reconstrucción física de los muros, Nehemías reúne al pueblo en una plaza y leen el libro de la ley, que no se había escuchado por muchos años:

2 Así que el 8 de octubre el sacerdote Esdras llevó el libro de la ley ante la asamblea, que incluía a los hombres y a las mujeres y a todos los niños con edad suficiente para entender. 3 Se puso frente a la plaza, justo dentro de la entrada de la puerta del Agua, desde temprano por la mañana hasta el mediodía y leyó en voz alta a todos los que podían entender. Todo el pueblo escuchó atentamente la lectura del libro de la ley.

9 Luego Nehemías, el gobernador, Esdras, el sacerdote y escriba, y los levitas que interpretaban para el pueblo dijeron: «¡No se lamenten ni lloren en un día como este! Pues hoy es un día sagrado delante del Señor su Dios». Pues todo el pueblo había estado llorando mientras escuchaba las palabras de la ley.

10 Nehemías continuó diciendo: «Vayan y festejen con un banquete de deliciosos alimentos y bebidas dulces, y regalen porciones de comida a los que no tienen nada preparado. Este es un día sagrado delante de nuestro Señor. ¡No se desalienten ni entristezcan, porque el gozo del Señor es su fuerza!».

12 Así que el pueblo se fue a comer y a beber en una gran fiesta, a compartir porciones de la comida y a celebrar con gran alegría porque habían oído y entendido las palabras de Dios. Nehemías 8:2-3, 9-10, 11 NTV

Me llamó la atención que Nehemías le enseña al pueblo a reaccionar con alegría por haber reconocido su pecado: “No muestren arrepentimiento llorando, sino con una gran fiesta, porque han entendido las palabras de Dios.”

Destaca en su discurso una frase que quizás habrás escuchado: “¡No se desalienten ni entristezcan, porque el gozo del Señor es su fuerza!”

Cómo Jesús nos da su gozo

Todos los pasajes de la Biblia muestran a Cristo de alguna manera, y éste no es la excepción. La referencia en Nehemías 8:10 es un adelanto a la historia de la cruz de Cristo. Toda historia de arrepentimiento genuino en el Antiguo Testamento nos señala el día en que Jesús pagaría el pecado de la humanidad. Esta referencia al “gozo del Señor” es una idea que el mismo Jesús retoma en su mensaje siglos después:

5»Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que está unido a mí, como yo estoy unido a él, dará mucho fruto. Si están separados de mí no pueden hacer nada. 11 Estas cosas les he hablado, para que Mi gozo esté en ustedes, y su gozo sea perfecto. Juan 15:5, 11 NBLH

Por motivos de espacio incluyo sólo dos versículos. Pero la importancia del texto completo es que Jesús explica que porque estamos ahora unidos con él, no solamente nos obsequia gozo, sino que lo pone dentro de nosotros, y que es un gozo perfecto.

¿Por qué deberíamos celebrar el arrepentimiento, como enseñó Nehemías? Yo encuentro algunas razones en el capítulo 15 del libro de Juan en la Biblia:

  • Es un gozo perfecto saber que por su cruz ahora estoy unido a él. Yo no necesito hacer nada para ganarme mi salvación. (verso 4).
  • Antes estaba seco y muerto por dentro. Mi destino era ser echado al fuego. Ahora soy una rama conectada a la vid verdadera, y doy mucho fruto. (v.6), y el fruto que doy está glorificando al Padre (v.8).
  • Jesús ahora me llama su amigo, y dice que me ha escogido. Eso no es por algo que yo haya hecho, sino por su decisión (v. 15).
  • Me llena de gozo recordar que Jesús siempre supo que yo era un pecador horrible, pero así escogió amarme (v. 16).
  • Ahora que soy perdonado, soy libre para amar a los demás como Él me ama. Eso era algo que antes nunca pude hacer con mis fuerzas. (v.12).

Nehemías 8:10 dice que en el gozo del Señor hay fuerzas. Yo veo en los enunciados anteriores suficientes fuerzas para pelear contra el pecado ahora que estamos en Cristo. ¡Todas estas son razones para armar una celebración cada vez que seamos convencidos de pecado!