En esta nota hablaremos específicamente de sueños que contienen imágenes del pecado que un hombre desea abandonar en forma consciente. Sueños de actividad sexual antes o fuera del matrimonio, como infidelidad, masturbación, homosexualidad, o incluso actividad ilegal. No estamos hablando de sueños en general.

Para responder directamente, diré entonces:

Estos sueños sí son pecado, pero gracias a la muerte de Cristo, podemos ser perdonados por ello.

Ahora sigue por favor mi explicación. Haré mi mejor esfuerzo por apegarme a lo que he aprendido en la Biblia, y aterrizar en la solución y en esperanza, no en condenación.

 

Estamos llenos de deseos corruptos

La Biblia enseña que nuestro estado “natural” está lleno de deseos corrompidos. Los sueños de pecado muestran lo que hay dentro de nosotros. Quizás quisiéramos pensar que son inventos de nuestra imaginación, o ataques demoníacos, pero la verdad es más sencilla. Son nuestros propios deseos:

Yo sé que en mí, es decir, en mi naturaleza pecaminosa, nada bueno habita. Aunque deseo hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo. Romanos 7:18 NVI

La tentación viene de nuestros propios deseos, los cuales nos seducen y nos arrastran. 15 De esos deseos nacen los actos pecaminosos, y el pecado, cuando se deja crecer, da a luz la muerte. Santiago 1:14-15 NTV

El apóstol Pablo se refería a sí mismo, un creyente que conocía a Cristo profundamente. Y aun así, su naturaleza pecaminosa era una realidad con la cual seguía viviendo.

 

Son pecados tanto mis deseos como mis actos

Jesús subió el estándar de santidad cuando vino a la tierra. Mientras en el Antiguo Testamento la ley se enfocaba en las acciones externas de pecado, él nos enseñó a incluir también los deseos como pecado del cual necesitamos arrepentirnos. Mira este ejemplo:

Ustedes han oído que se dijo: “No cometas adulterio.”Pero yo les digo que cualquiera que mira con deseo a una mujer, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Mateo 5:27-28 NBD

Jesús explica cómo la lujuria por una mujer ajena (o por un hombre ajeno) es pecado, tanto como si estuviera teniendo relaciones sexuales con él.

El apóstol Pablo afirma también esta idea, enseñándonos que cuando Cristo vuelva juzgará nuestros secretos e intenciones, no solamente los actos externos. Yo creo que los sueños donde deseamos estar en pecado son parte de las intenciones secretas a las que se refiere el versículo:

Así que no juzguen a nadie antes de tiempo, es decir, antes de que el Señor vuelva. Pues él sacará a la luz nuestros secretos más oscuros y revelará nuestras intenciones más íntimas. Entonces Dios le dará a cada uno el reconocimiento que le corresponda. 1 Corintios 4:4-5 NTV

 

Cristo es la solución que me limpia

Un sueño de pecado es totalmente involuntario. Pero aun así podemos decidir qué hacer al respecto. Arrepentirme por un pecado me pone de nuevo en la correcta relación con Dios.

El apóstol Pablo explica que por medio de la verdad (v.20) podemos vestirnos de una nueva naturaleza, y renovar tanto pensamientos como actitudes. Esa “verdad” de la que habla es el mensaje del evangelio, que Cristo murió por los pecadores y ofrece perdón al que se arrepiente.

Y allí están las noticias maravillosas. No eres esclavo de tus sueños, sino que es posible en Cristo tener deseos nuevos y mente nueva:

Pero eso no es lo que ustedes aprendieron acerca de Cristo. Ya que han oído sobre Jesús y han conocido la verdad que procede de él, desháganse de su vieja naturaleza pecaminosa y de su antigua manera de vivir, que está corrompida por la sensualidad y el engaño. En cambio, dejen que el Espíritu les renueve los pensamientos y las actitudes. Pónganse la nueva naturaleza, creada para ser a la semejanza de Dios, quien es verdaderamente justo y santo. Efesios 4:20-24 NTV

 

La renovación de la mente viene a través de la confesión

¿Cómo llegamos a ser perdonados y limpios de estos sueños? Pues a través de confesarlos con alguien más, y de abandonar los hábitos de pecado mientras estamos despiertos. Considera estas situaciones y como la Biblia provee una solución.

Si mis sueños son recuerdos de pecado que cometí, puedo confesarlos para ser perdonado. (Stg. 5:16).

Si son tentaciones que aún deseo cometer, puedo confesarlas y sacarlas a luz para que mueran. (Ef. 5:11)

Si mis sueños evidencian que cuando estoy despierto estoy alimentando mi carne con deseos e imágenes sexuales,  puedo confesarlo y dejar el hábito de alimentarme de pecado durante el día. (Col. 3:5).

Tal vez hace años leíste una versión previa de esta nota en la que yo tenía una posición ambigua sobre tema. Tal vez has leído en otros sitios que estos sueños sexuales no son pecado. Pero ahora estoy convencido de que la honestidad de reconocer cuando un pecado es pecado y no como algo involuntario, es el único enfoque que da esperanza y nos apunta a Cristo. Te invito a leer por ti mismo y llegar a tus propias conclusiones.

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