Amarte a ti misma para avanzar en el proceso de restauración del pecado sexual incluye enmendar el daño a causa del pecado.

¿Por qué es importante enmendar el daño? En una nota anterior, aprendimos a perdonarnos a nosotras mismas por las decisiones equivocadas de nuestro pasado. Y si nuestras decisiones afectaron a algunas personas, también será necesario pedir perdón y restituir el daño.

La restitución es bíblica. La mayoría de los personajes bíblicos hicieron lo que estuvo en sus manos para mostrar que tenían una nueva vida en Cristo. Esto incluyó hacerse cargo de las relaciones rotas a causa del pecado.

Jesús entró en Jericó y comenzó a pasar por la ciudad. Había allí un hombre llamado Zaqueo. Era jefe de los cobradores de impuestos de la región y se había hecho muy rico. Lucas 19:1-2 NTV

Zaqueo tenía un trabajo bastante odiado por las personas. Los recaudadores de impuestos trabajaban para los romanos y además, tenían la oportunidad de pedir dinero adicional haciéndose ricos de manera deshonesta.

Zaqueo trató de mirar a Jesús pero era de poca estatura y no podía ver por encima de la multitud. Así que se adelantó corriendo y se subió a una higuera sicómoro que estaba junto al camino, porque Jesús iba a pasar por allí. Lucas 19:3-4 NTV

¿Has sentido alguna vez que es imposible estar cerca de Jesús a causa de tu pecado? La estatura de Zaqueo no sólo le imposibilitaba ver a Jesús sino también su propio pecado. Zaqueo pudo tomar la postura de ni siquiera intentar ver a Jesús, finalmente… ¿Jesús querría estar cerca de un pecador? ¡Seguro que no!

Sin embargo, hizo lo necesario para tener un encuentro con el Salvador. Querida amiga, las decisiones del pasado no pueden ser un obstáculo para encontrarte con tu Salvador. Dependerá de tu corazón y de lo que estés dispuesta a hacer para tener ese encuentro con Jesús. ¡Deja de culparte por el pasado y camina hacia el encuentro con Jesús!

Cuando Jesús pasó, miró a Zaqueo y lo llamó por su nombre: ¡Zaqueo! —le dijo—. ¡Baja enseguida! Debo hospedarme hoy en tu casa.

Zaqueo bajó rápidamente y, lleno de entusiasmo y alegría, llevó a Jesús a su casa; pero la gente estaba disgustada, y murmuraba: Fue a hospedarse en la casa de un pecador de mala fama. Lucas 19:5-7 NTV

¡Cuán lleno de misericordia es nuestro Dios! Este pasaje me conmueve en gran manera… ¿Puedes escuchar al Salvador llamándote por tu nombre?

Este pasaje me hace pensar que es nuestra propia culpa lo que nos imposibilita tener un encuentro con Dios. (Revisa la nota anterior para aprender a desprenderte de esa culpa).

Tu pasado puede ser la puerta de encuentro con Jesús. Él vino a la tierra por el pecador… Vino por ti y por mí. ¡Esa es la dicha más grande que podemos tener!

Mientras tanto, Zaqueo se puso de pie delante del Señor y dijo:

—Señor, daré la mitad de mi riqueza a los pobres y, si estafé a alguien con sus impuestos, le devolveré cuatro veces más.

Jesús respondió:

—La salvación ha venido hoy a esta casa, porque este hombre ha demostrado ser un verdadero hijo de Abraham. Pues el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar a los que están perdidos. Lucas 19:8-10

Observa cómo Zaqueo decide restituir después de su encuentro con Jesús. Él pudo haberse arrepentido y no volver a robar. Sin embargo, fue más allá… Se arrepintió y restauró.

Piensa por un momento en tu situación. ¿Tus decisiones pasadas dañaron tus relaciones cercanas? ¿Dañaron a alguna persona en específico?

Puede ser que hayas deshonrado a tus padres al pasar por alto los valores que aprendiste en casa. Quizá tus actitudes mostraron rebeldía. O puede ser que hayas involucrado algunas amistades en pecado. Quizá te aprovechaste de alguien para obtener lo que necesitabas. Tal vez te viste involucrada en infidelidades lastimando el corazón de tu pareja.

Si fue así, te invito a que puedas pedirle sabiduría al Espíritu Santo para saber cómo enmendar el daño que hiciste. Puedes iniciar haciendo un listado de las personas que dañaste a causa del pecado sexual o de buscar amor y aceptación en otras relaciones. Luego, con la lista en mano ora para que Dios te muestre cómo hacerlo.

También te recomiendo que le comentes con una persona madura espiritualmente tus planes. Por ejemplo, si deseas pedirle perdón al esposo de una amiga por haberte involucrado en pecado con él o si deseas pedirle perdón a tu amiga, es sabio que consultes con alguien que conozca la situación y pueda orientarte si es tiempo de hacer este acercamiento o no.

Habrá otras relaciones que no puedes esperar más para iniciar el proceso de restitución. Por ejemplo, tus padres. Si los lastimaste con tus decisiones, toma hoy mismo el teléfono para llamarlos e iniciar a reparar esa relación.

Lo importante es que comprender que el arrepentimiento incluye la restitución del daño. Oro para que Dios obre en tu corazón y te muestre lo que debes hacer para reparar tus relaciones dañadas.