¿Cuántas veces le pedí al Señor que me hiciera libre del pecado sexual? ¿Por qué Dios no me escuchaba? ¿Por qué no me respondía?

En mi vida cristiana he aprendido que Dios es sabio, es soberano y que me ama. Esas son verdades que no podía ver cuando estaba lejos de Dios. Ahora reconozco que más allá de mis preguntas y reclamos a Dios, hay factores que me impedían a mí buscar a Dios, de tal manera que parecía que Dios no quería acudir a mi rescate. Considera ésto:

 

1.  Dios hizo ya su parte, yo debo hacer la mía.

Dios fue quien inició el proceso de rescate aún cuando yo estaba lejos y no tenía idea de que me estaba buscando. Envío a su hijo Jesús para morir en la cruz por mí y gracias a su sacrificio fui perdonada. No hay nada que yo pueda hacer con mis fuerzas para agregar a ese sacrificio o para ganármelo.

De él dan testimonio todos los profetas cuando dicen que a todo el que cree en él se le perdonarán los pecados por medio de su nombre. Hechos 10:43 NTV

Pero aunque no puedo ganarme la salvación, si es necesaria una acción mía para acceder a esta salvación: Es necesario que yo me arrepienta de lo que estoy haciendo. Arrepentimiento significa dejar el hábito de pecado y sustituirlo por un hábito de santidad. Yo le reclamaba a Dios que no me rescataba, pero no estaba haciendo nada para dejar mi pecado, para practicar el arrepentimiento.

Por otra parte, Dios no puede tomar decisiones por mí. Mis propias decisiones me llevaron a cometer pecado sexual. Dios tampoco puso la tentación en mi vida. Es mi responsabilidad enfrentar las consecuencias de mis decisiones, y tomar decisiones diferentes. No debo confundir pidiendo “rescate del pecado” cuando en verdad quiero decir “quiero que alguien más tome las decisiones por mí”.

Ahora es mi turno. ¿Qué estoy haciendo para dejar el pecado sexual? ¿Estoy cambiando de hábitos en mi vida cristiana? Si estoy rodeada de amigos que me hacen caer en pecado, si tengo una relación de noviazgo en la que estoy en pecado, necesito ser radical en decidir qué hacer al respecto. Si voluntariamente tengo libre acceso a la pornografía por el Internet, si mantengo conversaciones en doble sentido con amigos, no estoy haciendo efectiva la cruz de Cristo en mi vida. Necesito mostrar una actitud de agradecimiento por la salvación que recibí en la cruz a tal punto de alejarme de absolutamente todo lo que me haga volver a caer. Amo lo que hizo Jesús por mí, amo su sacrificio, lo amo a Él; lo suficiente como para hacer mi parte, para ser esforzada y huir de la tentación.

 

2.  Necesito pedir la ayuda de Dios, con una actitud humilde.

Lee esta historia de un hombre que pidió ayuda con verdadera humildad:

Un hombre con lepra se acercó, se arrodilló ante Jesús y le suplicó que lo sanara. —Si tú quieres, puedes sanarme y dejarme limpio —dijo. Movido a compasión, Jesús extendió la mano y lo tocó. —Sí quiero —dijo—. ¡Queda sano! Al instante, la lepra desapareció y el hombre quedó sano. Marcos 1:40-42

Imagina cuan diferente hubiera sido el resultado si este hombre hubiera llegado exigiendo o reclamando sanidad, como si Jesús le debiera un favor. Este hombre sabía que estaba delante del Hijo de Dios, así que con humildad se acercó pidiéndole sanidad. Reconoció que dependía de la voluntad de Jesús, que Él podía decidir tanto hacerlo como no hacerlo. Por eso dijo “si quieres…”.

Soy una mujer que necesita desesperadamente de la intervención de Dios para poder vivir y caminar el libertad. Soy alguien que necesita de la gracia y misericordia de Dios cada día. No soy nadie sin Dios; Él controla mi vida y mi futuro. ¿Quién era yo para exigirle libertad del pecado? Con tristeza recuerdo muchas veces estar molesta con Dios porque Él “no escuchaba” mis súplicas. Ahora entiendo por qué “no escuchó”; era mi soberbia queriendo tener libertad al instante, exigiendo que mis órdenes fueran cumplidas. Fue hasta que comprendí que necesitaba acercarme con humildad a Él, reconociendo lo mucho que había ofendido su corazón que encontré libertad. Fue cuando entendí que mis decisiones habían roto la relación que Dios y yo teníamos que tuve acceso a la salvación.

¿En qué te hace pensar esta nota? Deja un comentario si crees que debes cambiar la forma en la que has buscado que Dios te rescate.