En notas anteriores he comentado lo importante de sanar tu corazón y la percepción que tienes de ti misma para dejar de buscar amor o aceptación en otras relaciones especialmente si has usado el sexo para obtenerlo.

Otro aspecto sumamente necesario de trabajar es el perdón hacia ti misma.

Quizá creciste viendo violencia y abuso en tu hogar y esto te enseñó que tu vida no tiene valor o significado para los demás, especialmente para las personas que amas.

Si la falta de valor personal se une con las consecuencias de haber estado en pecado sexual o con la consecuencia de buscar amor y aceptación en otras personas se generará una enorme culpabilidad y vergüenza en tu vida.

Lo ejemplifico con una historia que encontramos en la Biblia; la historia de Amón y Tamar. Ambos eran hijos del rey David. Ambos crecieron dentro de una familia llena de dificultades, violencia, pecado sexual, etc.

Ahora bien, Absalón, hijo de David, tenía una hermana muy hermosa llamada Tamar; y Amnón, su medio hermano, se enamoró perdidamente de ella. Amnón se obsesionó tanto con Tamar que se enfermó. Ella era virgen, y Amnón pensó que nunca podría poseerla. 2 Samuel 13:1-3 NTV

Amnón recibió un muy mal consejo de su amigo Jonadab quien le sugirió hacerse el enfermo para que Tamar llegara a prepararle algo de comer y así tener relaciones sexuales con ella.

Cuando Tamar llegó a la casa de Amnón, fue a donde él estaba acostado para que pudiera verla mientras preparaba la masa. Luego le horneó su comida preferida, pero cuando ella le llevó la bandeja, Amnón se negó a comer y les dijo a sus sirvientes: Salgan todos de aquí. Así que todos salieron.

Entonces él le dijo a Tamar: —Ahora trae la comida a mi dormitorio y dame de comer aquí. Tamar le llevó su comida preferida, pero cuando ella comenzó a darle de comer, la agarró y le insistió: —Ven, mi amada hermana, acuéstate conmigo.

—¡No, hermano mío! —imploró ella—. ¡No seas insensato! ¡No me hagas esto! En Israel no se hace semejante perversidad. ¿Adónde podría ir con mi vergüenza? Y a ti te dirán que eres uno de los necios más grandes de Israel. Por favor, simplemente habla con el rey, y él te permitirá casarte conmigo.

Pero Amnón no quiso escucharla y, como era más fuerte que ella, la violó. 2 Samuel 13:8-14 NTV

¿Puedes sentirte identificada con el relato? Puede ser que alguien abusó sexualmente de ti o haya abusado de alguna otra forma; emocionalmente, psicológicamente. Puede ser un daño físico como golpes o bien que tu hayas presenciado violencia dentro de tu hogar.

Un punto importante para perdonarte a ti misma es reconocer que el daño que otros te hicieron, no fue tu culpa. Si estabas pequeña, no tenías las fuerzas o el conocimiento para defenderte. Si ya eras adulta, el caso es similar; quizá nunca aprendiste como defenderte del daño de otras personas.

No fue tu culpa. No es porque hay algo malo en ti o porque no eres digna de ser amada. Oro para que el Espíritu Santo te haga libre de recuerdos dolorosos que no fueron tu responsabilidad.

Sin embargo, los hechos posteriores a eventos dolorosos o las decisiones que tomes para lidiar con el dolor si es tu responsabilidad.

—¡Vete de aquí! —le gruñó. —¡No, no! —gritó Tamar—. ¡Echarme de aquí ahora es aún peor de lo que ya me has hecho!

Pero Amnón no quiso escucharla. Entonces llamó a su sirviente y le ordenó:

—¡Echa fuera a esta mujer y cierra la puerta detrás de ella!

Así que el sirviente la sacó y cerró la puerta detrás de ella. Tamar llevaba puesta una hermosa túnica larga, como era costumbre en esos días para las hijas vírgenes del rey. Pero entonces, ella rasgó su túnica y echó ceniza sobre su cabeza y, cubriéndose la cara con las manos, se fue llorando. (…) Así pues, Tamar vivió como una mujer desconsolada en la casa de su hermano Absalón. 2 Samuel 13:15-20 NTV

“Y Tamar vivió como una mujer desconsolada…” Estas palabras son muy tristes y si sigues leyendo la historia en 2 Samuel 13 descubrirás que tanto Tamar como su hermano Absalón decidieron tomar decisiones incorrectas a raíz del dolor hasta causar la muerte a Amón.

Si el dolor que te han causado relaciones pasadas lo intentas calmar con otras relaciones o dándote sexualmente a otros seguirás siendo lastimada y esto sólo afirmará la idea que has tenido en mente de… “hay algo malo en mí”.

Es por ello que debes perdonarte a ti misma por las decisiones que has tomado en base al dolor.

Perdonarte a ti misma también te dará la responsabilidad de tomar mejores decisiones en un futuro. Está bien si usaste tu sexualidad para calmar el dolor del pasado (no sabías que hay una mejor forma para lidiar con el dolor), pero ahora que sabes y comprendes que puedes usar tu sexualidad para sentirte amada o aceptada (aunque sea por un momento) eres totalmente responsable de las decisiones futuras.

En Cristo, hay una mejor forma para lidiar con el dolor. Isaías 53:3 nos describe a un Jesús conocedor del dolor más profundo. Es decir, Él entiende sobre la traición, el abuso y el dolor pero esto no lo detuvo de tomar la mejor decisión que pudo haber tomado: Morir en una cruz por amor a la humanidad.

Te recomiendo escribir en una hoja de papel todas las cosas que necesitas perdonarte. Comparte el listado con alguien para que ore junto a ti y decide empezar de cero y así tomar mejores decisiones en un futuro. No usarás más tu sexualidad para calmar tu dolor o para afirmar tu deseo de ser amada.