Hay consecuencias después de vivir en pecado sexual, en el área sentimental, espiritual, intelectual, o en nuestro cuerpo. Varios hombres (solteros y casados) que han estado consumiendo pornografía comentan con ansiedad que padecen eyaculación precoz. Un hombre que la padece emite semen antes de que él o su pareja lo quisieran durante el acto sexual. Esto puede ser antes de la penetración o un momento justo después de esta. Hay hombres solteros que sospechan que sufren eyaculación prematura, pues son pocos segundos los que transcurren entre un vistazo de pornografía y una emsión involuntaria.

Analicemos algunas preguntas frecuentes sobre este tema:

¿Qué causa este trastorno?

La eyaculación precoz puede tener una causa física o psicológica relacionada con la ansiedad, entre otras cosas. Recomendamos la evaluación de un médico especialista como primera medida.

En esta ocasión específica estamos hablando del padecimiento como consecuencia directa de los malos hábitos adquiridos con el pecado sexual, como la masturbación a toda prisa. Un hombre usualmente aprende a masturbarse cuando es adolescente, terminando lo más pronto posible, quizás por el temor de ser sorprendido en el acto, o por mera ignorancia. Muchas veces los hombres tomamos la masturbación como un medicamento para aliviar el temor o ansiedad en situaciones de estrés, y así nuestro cerebro aprende a relacionar sexo con miedo y ansiedad. De esta manera ‘entrenamos’ el cuerpo durante años para terminar el acto sexual en poco tiempo.

La eyaculación precoz también puede ser causada por la vergüenza. Puede ser también consecuencia del temor de no poder recrear o imitar en la vida real, las escenas que muestra la pornografía, o por no tener lo que se necesita para igualar a los actores pornográficos. La culpa de estar ocultando pecado sexual de una esposa, aunque ya haya quedado en el pasado, también puede ser causa de este trastorno.

¿Qué consecuencias tiene para una pareja?

  • Tanto un hombre como su esposa pueden quedar muy insatisfechos.
  • Puede impedir que una pareja logre un embarazo.
  • Para un hombre soltero, el temor de no poder completar una relación sexual puede inhibirlo para empezar una relación sentimental.
  • Puede provocar momentos vergonzosos, al eyacular en situaciones cotidianas ante el menor estímulo.

¿Intervienen Dios y la fe cuando un hombre tiene problemas sexuales?

Tenemos la certeza de que así es. Por muchas razones no creemos que como hombres tengamos la confianza de hablar de sexo con Dios. Sin embargo, Su provisión y Su fidelidad para un hombre que espera ser libre del pecado sexual, no tienen límites. Una de nuestras enseñanzas favoritas al respecto es la promesa del nacimiento de Isaac, hecha por Dios a Abraham. Abraham fue un hombre honesto ante Dios. Cuando se le prometió un hijo, supo que su cuerpo no tenía una erección hace décadas, y que su deseo sexual era solo un recuerdo lejano. Como hombre, no temió contarle sus temores y dudas a Dios acerca de sus genitales y de su mente.

Dios le prometió respaldar su promesa, incluyendo restaurar la producción de semen en su cuerpo, y despertar su deseo por su esposa. Y coincidentemente, en el Nuevo Testamento se llama a Isaac, “hijo nacido de la libertad”. Dios, como diseñador, es quien mejor conoce como funciona el cuerpo de un hombre, y estamos seguros que una conversación honesta y una fe sincera en sus promesas en que tu cuerpo puede regresar a la normalidad, influyen grandemente en sanar.

¿Qué técnicas son recomendables para tratar la eyaculación precoz?

Insistimos, el mejor consejo puede provenir de un profesional de la medicina. Pero si quieres intentar algo en compañía de tu pareja, la práctica y la relajación pueden ayudarte a manejar este problema. Hay quienes aconsejan distraerse durante la relación sexual con pensamientos que no tienen que ver con el sexo (como nombrar jugadores de futbol y sus estadísticas) para evitar eyacular demasiado rápido. No lo consideramos un consejo sabio, pues tu cerebro puede crear asociaciones indeseadas durante el acto sexual.

Te aconsejamos enfocarte en estar presente y concentrado en tu propia tranquilidad y en la relación sexual en sí, en las sensaciones que indican que estás a punto de eyacular, y por supuesto en la satisfacción de tu esposa. Hay algunas técnicas útiles que puedes intentar para recuperarte de la eyaculación precoz. Es importante hacer notar que entre todos los consejos que se puedan encontrar, la mayoría son técnicas de masturbación. Para evitar recaer en el mismo pecado, es importante que las practiques como ejercicios con la ayuda de tu esposa.

El método “pare y siga”:

Esta técnica implica estimular el pene hasta que el hombre reconozca que está a punto de llegar al orgasmo. Se suspende tal estimulación durante aproximadamente treinta segundos y luego se comienza de nuevo. Se repite este patrón hasta cuando el hombre desee eyacular. La última vez se continúa hasta que el hombre alcance el orgasmo.

El método de la “compresión”:

En l momento en que un hombre sienta durante el acto sexual que va a tener un orgasmo, él o su compañera aprietan suavemente el extremo del pene (donde el glande se une al cuerpo del pene) durante varios segundos. Se suspende la estimulación sexual durante aproximadamente 30 segundos y luego se comienza de nuevo. La persona o la pareja pueden repetir este patrón hasta cuando el hombre desee eyacular.

Se pueden aplicar cremas anestésicas locales al pene para retardar la eyaculación. El uso del condón también tiene ese efecto para algunos hombres. Te recomendamos este audio acerca de cómo limpiar tu mente de recuerdos que pueden estorbarte durante la relación sexual.

¿Qué puede hacer un hombre soltero al respecto?

Generalmente, cuando se detiene la masturbación y el consumo de pornografía, poco a poco disminuyen la ansiedad y la culpa que han acompañado al pecado, y la eyaculación precoz desaparece. Tu cuerpo pronto regresará al estado natural en el cual expulsa el semen durante emisiones nocturnas. Ocúpate ahora de tu santidad. Elimina de manera radical todo aquello que antes te mantenía en un estado de excitación constante. Dedica tu mente a la Palabra de Dios, y a combatir los recuerdos y fantasías.