Es impresionante cómo a lo largo de la Biblia el principio de confesión de pecados se encuentra en forma recurrente. Hoy quiero señalar lo que dice el libro de Esdras al respecto. ¿A quién confieso mi pecado sexual? ¿A Dios o a otras personas?

En el capítulo 9, Esdras hace una oración hermosa de arrepentimiento delante de Dios al enterase que el pueblo de Israel, especialmente los líderes, estaban en pecado. En el capítulo 10, la multitud empieza a reaccionar ante la oración de Esdras y esto fue lo que sucedió:

Mientras Esdras oraba y hacía esa confesión llorando y postrado rostro en tierra delante del templo de Dios, una gran multitud de Israel —hombres, mujeres y niños— se congregó y lloró amargamente con él.  Luego Secanías, hijo de Jehiel, descendiente de Elam, le dijo a Esdras: Hemos sido infieles a nuestro Dios, porque nos hemos casado con mujeres paganas de esta tierra; pero a pesar de esto, hay esperanza para Israel. Esdras 10:1-2 NTV

Después del arrepentimiento, llegó la confesión de pecados. Quiero que notes lo que Esdras y Secanías hicieron:

  1. Esdras oraba y hacía la confesión delante del templo de Dios. Delante de una gran multitud.
  2. Secanías se acercó a Esdras y le confesó su pecado.

Lo interesante de este tipo de confesión es que no se hizo en privado o solamente a Dios. Después de que la convicción de pecado llegó a su corazón, las personas hicieron públicas sus faltas.

¿Te has preguntado por qué no hay un cambio en tu vida, aunque le has confesado a Dios una y otra vez cuando has caído en pecado sexual? Quizá hace falta el elemento necesario de confesar tu pecado con alguien más.

En este punto es donde seguramente nos llenamos de miedo. ¿Por qué confesar a alguien más lo que estoy pasando? ¿No es suficiente sólo con que lo sepa Dios? Veamos qué dice la Biblia al respecto:

Presenta tus confesiones y vuélvete al Señor. Dile: Perdona todos nuestros pecados y recíbenos con bondad para que podamos ofrecerte nuestras alabanzas. Oseas 14:2 NTV

Confiésense los pecados unos a otros y oren los unos por los otros, para que sean sanados. La oración ferviente de una persona justa tiene mucho poder y da resultados maravillosos. Santiago 5:16

Oseas nos anima a confesar nuestros pecados a Dios para recibir perdón. Y Santiago nos anima a confesar a otros el pecado para encontrar sanidad. Es decir, le confesamos a Dios para recibir perdón de pecados y confesamos a otros para encontrar sanidad. No tenemos que escoger entre uno y otro. Para recibir la promesa completa de los beneficios de la confesión, debemos hacer ambas cosas.

Esto quiere decir que la confesión es en dos vías. Necesitas ser perdonado, pero también necesitas sanar tu corazón y esto es vital para no regresar al ciclo de pecado. Quizá esa sea la razón por la que caes una y otra vez; algo en tu corazón necesita atención, necesita ser restaurado y esta es la razón por la que debemos pedir ayuda y acercarnos a otros creyentes.

Déjame afinar estos puntos anteriores, describiré cómo la confesión se hace en dos vías:

 

  1. Confesión a Dios.

Si examinas tu corazón en este momento, puedes descubrir que necesitas acercarte a Dios para confesar algún pecado. Puede suceder que de tanto ceder o caer en pecado sexual pienses que Dios ya no te perdonará o que está cansado de tu conducta. O quizás recuerdes que ya se lo contaste a un amigo o amiga pero nunca lo has hablado con Dios. La Biblia dice:

Así que acerquémonos con toda confianza al trono de la gracia de nuestro Dios. Allí recibiremos su misericordia y encontraremos la gracia que nos ayudará cuando más la necesitemos. Hebreos 4:16 NTV

Puedes llegar delante de Dios con la confianza de que Él te espera para extenderte Su perdón si llegas con un corazón arrepentido. Toma un momento ahora mismo para confesar a Dios tu pasado.

 

  1. Confesión a otras personas.

¿Tienes en mente alguien que te pueda apoyar en un proceso de restauración durante un tiempo prolongado? ¿Cómo debiera ser esa persona? La Biblia dice:

Amados hermanos, si otro creyente está dominado por algún pecado, ustedes, que son espirituales, deberían ayudarlo a volver al camino recto con ternura y humildad. Y tengan mucho cuidado de no caer ustedes en la misma tentación. Ayúdense a llevar los unos las cargas de los otros, y obedezcan de esa manera la ley de Cristo. Gálatas 6:1-2 NTV

En este pasaje podemos ver las características de una persona que te puede ayudar en un proceso de restauración:

a. Debe ser espiritualmente fuerte

b. Debe saberte guiar con ternura y humildad

c. No debe ser una persona que esté dominada por el pecado (especialmente el pecado sexual)

d. Debe ayudarte a llevar tu carga

Probablemente pienses que no hay nadie con estas características. No te engañes por esa idea que está en tu mente. Empieza a orar para que Dios te muestre a la persona correcta ahora mismo. Y si tienes en mente a alguien, contáctala ahora mismo para recibir la ayuda que buscas.

¿Cuál de estas dos formas de confesión te ha faltado para vencer sobre el pecado? ¡Aplica hoy mismo lo que aquí aprendiste!