El dolor de ser lastimado, generalmente nos hace “recuperar” el control que perdimos ante la situación que nos lastimó.

La infidelidad dentro del matrimonio tiene esa característica. Alguien nos lastimó y no pudimos tener el control de la conducta de nuestro esposo y por lo tanto, haremos todo lo posible por evitar volver a sentir aquel dolor tan profundo.

Nuestra mente inconscientemente nos dice que debemos recuperar el control, sin importar el costo. Llamar 20 veces al día a la pareja para comprobar si está en el trabajo o no, revisar sus redes sociales constantemente para verificar que “todo está bien” (incluso podríamos verificar las redes sociales de la persona con la que nos engañó. Quizá las redes sociales de ella nos den un indicio de la conducta de nuestro esposo). En un arranque de temor, podemos incluso tomar el automóvil y dirigirnos hacia el lugar donde nuestro esposo nos dijo que estaría, sólo para calmar nuestro interior y decirle a nuestras emociones que “todo está bien”.

Puedes “prohibirle” ciertas conductas o algunas salidas para evitar que vuelva a cometer pecado. Podrías incluso caer en conductas sexuales que nunca imaginaste para impedir que busque intimidad en otro lado. Lo difícil de vivir bajo esta postura de querer tener el control; es que por más que hagamos; no tenemos el poder de controlar a nadie.

Quiero compartirte una historia de la Biblia que podría ayudarte a dejar el control sobre tu esposo. Para las mujeres que han tomado el curso de Sanando un Corazón Roto (curso para sanar las heridas después de la infidelidad) sabrán que la historia de David es significativamente importante para mí. David representa una figura de restauración para mi vida, un personaje que es usado por Dios a pesar de su pasado. Así que te comparto una parte de la historia de David, te resumo un poco lo que sucedió en los capítulos previos al capítulo que usaré para esta nota:

  • 1 Samuel 16. David es ungido como el próximo rey de Israel. Inicia su servicio en la casa del rey Saúl. Saúl es atormentado por un espíritu maligno por lo que David fue contratado para tocar el arpa y así calmar al rey.
  • 1 Samuel 17. David derrota a Goliat (mi historia preferida).
  • 1 Samuel 18. David se hace cargo del ejército del rey Saúl, sin embargo, Saúl empieza a sentir celos de David.
  • 1 Samuel 19. Saúl empieza a tramar la muerte de David.

Pero cierto día, cuando Saúl estaba sentado en su casa con una lanza en la mano, de repente el espíritu atormentador de parte del Señor vino sobre él como antes. Mientras David tocaba el arpa, Saúl le arrojó su lanza, pero David la esquivó y, dejando la lanza clavada en la pared, huyó y escapó en medio de la noche. 1 Samuel 19:9-10 NTV

Voy a pedirte que vuelvas a leer el pasaje y te imagines la escena de Saúl queriendo matar a David. ¿Ya lo hiciste?

En este punto de la vida de David, él se ha convertido en un guerrero. Él demostró que Dios estaba de su lado al matar al gigante Goliat derribándolo sólo con una piedra y su honda. David es un guerrero hábil, su puntería no le falla. Mata gigantes, leones y osos; no falla cuando de matar a un enemigo se trata.

Sin embargo, delante de Saúl pareciera ser una persona indefensa. David podía tomar el control de la situación sin necesidad de salir huyendo. ¡Él es un guerrero! ¡Su puntería no falla! ¡Podía tomar la lanza de Saúl y clavarlo tal y como él quería hacerlo con él! ¡Seguro no fallaría! ¡Pero NO lo hace! ¡David decide soltar el control y huir!

Querida amiga, ¿qué haces cuando te sientes amenazada como David? ¿Cómo reaccionas cuando sientes que la lanza viene sobre ti? ¿Eres de las que toman la lanza para tener el control? ¿Lastimas una y otra vez a tu esposo con tus palabras para que él sienta un poco de lo que tu sientes? ¿Le dejas 100 llamadas perdidas para que se recuerde que tiene esposa? ¿Le contaste lo que hizo a toda su familia y amigos? ¿Lo avergüenzas delante de las personas? ¡Eso es exactamente tomar la lanza para clavar a tu esposo de vuelta!

Entiendo que es una reacción normal cuando sientes que volverás a ser lastimada. Estoy segura que todas pasamos por esta situación, te entiendo.

Sin embargo, debemos reconocer que no es la mejor opción, no cuando seremos nosotras las que nos hagamos más daño. También te recuerdo que por más que quieras tomar el control, es imposible dirigir la conducta de alguien más.

Quizá logres a través del control dirigir la conducta de tu esposo y así lograr él actúe como tú lo deseas. Pero espera que no estés cerca de él y seguro hará lo que él mismo desea hacer. Amiga, tu esposo cambiará sólo cuando él permita que el Espíritu Santo entre en su corazón. No eres el Espíritu Santo para procurar un cambio permanente en él.

Entonces, ¿qué puedes hacer para escapar de las constantes amenazas que la infidelidad trajo a tu vida? La buena noticia es que tú sí puedes decidir por tu propia vida. Te vuelvo a recordar lo que ha sucedido en la vida de David:

En 1 Samuel 16, David es ungido como el próximo rey de Israel. Lo impresionante de esta historia es que David recibe una promesa que no es cumplida inmediatamente. Pasan varios años para que David llegue a ser rey. Sin embargo, la promesa de Dios estuvo SIEMPRE en el corazón de David. Fue un hombre paciente que esperó en el tiempo de Dios para recibir lo que tenía prometido.

Estoy segura que tienes promesas de Dios. Dios te ha prometido un futuro con esperanza (Jeremías 29:11). Recordar las promesas de Dios te ayudará a soltar el control y permitirle a Dios que sea Él quien dirija tu vida en su tiempo perfecto. ¡No tomes la lanza de vuelta! ¡Deja que Dios obre a su manera!

Amiga, Dios no necesita nuestra ayuda para cumplir con su propósito. David pudo haber clavado a Saúl con la lanza e inmediatamente ser coronado como rey. Él tenía esa promesa. Sin embargo, las cosas debían hacerse a la manera de Dios; cuando metemos las manos arruinamos generalmente arruinamos todo. Somos mujeres, seres humanos, imperfectas… tenemos la incapacidad absoluta de determinar el futuro de alguien más incluyendo el propio. No hagas las cosas a tu manera, las consecuencias serán más dolorosas.

Para terminar, quiero que hagas una oración basada en 1 Samuel 19:9-10. Puedes ir confiadamente delante del Señor a decirle cómo te has sentido ante las constantes amenazas de la infidelidad y las consecuencias de la misma. Y luego puedes pedirle que sea Su Espíritu Santo quien te ayude a superar esta situación. Dile que deseas dejar el control y permitirle a Él tomar el control absoluto de tu vida, de tu futuro y de tu matrimonio. Estoy segura que Dios escuchará tu oración.