Hay varios argumentos para explicar por qué el consumo de pornografía es una ofensa contra Dios. En esta ocasión, analicemos como el consumo de pornografía es un pecado de escape. Y aunque me refiera solamente al consumo de este material, también este argumento aplica a otro tipo de actividad sexual pecaminosa, incluyendo la masturbación o las relaciones sexuales fuera de matrimonio.

Con la expresión pecado de escape me refiero a usar la pornografía para huir de emociones dolorosas. Emociones como el remordimiento, la vergüenza o la tristeza, vienen con las  crisis y conflictos. Esto sucede por ejemplo cuando la frustración por un mal resultado en un examen de la universidad, te ha impulsado a darte un atracón de pornografía. Otras situaciones más graves incluyen el desempleo, o la infidelidad de tu pareja. La humillación o el deseo de venganza se convierten en un deseo de actividad sexual que calme el dolor.

La pornografía funciona para ahogar las emociones negativas porque es una experiencia que involucra todos los sentidos, y junto con la masturbación o las relaciones sexuales, puede poner todo el sistema nervioso en pausa momentánea, y llenar el cuerpo de químicos agradables que sustituyan al enojo, al sentimiento de humillación, etc. Es como intentar apagar un fuego con un fuego más fuerte.

¿Pero qué problema tiene Dios con que usemos el sexo para escapar de nuestras emociones?

Consideremos los escenarios que antes describimos, para ver este versículo:

Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes. 1 Pedro 5:7 NVI

¿Puedes empezar a ver cómo los pecados de escape nos ayudan a buscar en otros lugares la paz que Dios quiere darnos? Es como si Dios dijera, “acá estoy para calmar tu interior, y cuidarte”, y nosotros respondiéndole, “no gracias, la pornografía es mejor que tú para calmarme”.

El centro del evangelio es una relación entre Dios y los seres humanos. Esta relación fue iniciada por Dios mismo, que se acercó a nosotros por amor. Él nos guía al arrepentimiento de las ofensas que hemos cometido en contra suya, y nosotros respondemos abandonando nuestro pecado por amor. Por ese amor envió a su hijo para sacrificarlo en sustitución nuestra, para que no pagáramos ese castigo. Y así, como dice la Biblia, “nos puso en una relación con Él”:

Así es, un solo pecado de Adán trae condenación para todos, pero un solo acto de justicia de Cristo trae una relación correcta con Dios y vida nueva para todos. Por uno solo que desobedeció a Dios, muchos pasaron a ser pecadores; pero por uno solo que obedeció a Dios, muchos serán declarados justos. Entonces, así como el pecado reinó sobre todos y los llevó a la muerte, ahora reina en cambio la gracia maravillosa de Dios, la cual nos pone en la relación correcta con él y nos da como resultado la vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Señor. Romanos 5:18-19, 21 NTV

Cuando estamos en una relación con Dios, escoger a la pornografía como consuelo, constituye una traición.

Si reconocemos que estamos manejando mal nuestras emociones y traicionando a Dios, podemos regresar a él. Podemos pedirle que nos enseñe a arrepentirnos, y solicitando su perdón.

Ese arrepentimiento en la Biblia significa hacer cambios y caminar en el sentido opuesto del pecado. Y lo opuesto a escapar en pecado es refugiarse en Dios cuando lleguen las emociones negativas.

Si quieres hacer esos cambios en la forma que manejas tus emociones, considera estos consejos:

  1. Reporta tus emociones desagradables con tus compañeros de responsabilidad (CDR). Recuerda que un compañero de responsabilidad no es sólo para reportar recaídas en pecado, sino para pedir ayuda en momentos de tentación, y para procesar las emociones desagradables antes de que se conviertan en pecado.
  2. Aprende a llamar a tus emociones por su nombre. Cuando te sientas tentado por el pecado sexual, haz una pausa y pregúntate: “¿Qué estoy sintiendo en realidad? ¿Estoy ofendido? ¿Es cansancio? ¿Me sentí avergonzado? ¿Hay alguna situación de la cual quiero escapar?” Este segundo paso nos lleva al tercero.
  3. Permite que tus emociones desagradables sean el detonante para empezar a orar a Dios. Haz una pausa completa cuando sientas esas ganas de huir. En estos momentos de necesidad, usa el libro bíblico de los Salmos para leer y convertir los capítulos en oraciones. Este libro está escrito entre otras cosas, para ayudarnos a ponerle palabras a nuestras emociones. Leyéndolo aprenderás que Dios tiene acciones específicas para procesarlas.

Intenta con estas sugerencias: Lee el Salmo 42 cuando estés triste; Salmo 69 cuando estés enojado; el Salmo 27, cuando tengas miedo; o el Salmo 73 cuando te consuma la envidia.

Convierte estas sugerencias en hábitos diarios para santificar tus emociones y dejar el pecado sexual. Recuerda que todas las habilidades emocionales son como cualquier otra destreza: Se aprenden sólo con la práctica constante.