La confesión de pecados a otras personas es una práctica bíblica. Es uno de los principios que se usa en un programa de recuperación después del pecado sexual:

Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz. Santiago 5:16 NVI

La Biblia tiene muchísimas cosas que decir de la confesión, y no se puede resumir todo en este espacio. El corazón de esta práctica es matar el orgullo, enmendar y reparar relaciones, y pasar de una vida de oscuridad a una vida en la luz de Cristo.

La confesión de pecado sexual debería hacerse a todas las personas que ha tocado tu pecado. Piensa en tus relaciones como un círculo que es afectado por tus decisiones. En el centro del mismo se encuentra Dios. Empezamos confesando a Dios porque nuestro pecado es una afrenta contra Él. Después necesitas confesar a todas las personas a tu alrededor que tu pecado afectó.

Sin embargo como todo proceso que incluya relaciones, tiene muchos riesgos y necesita hacerse con mucha sabiduría. No existe un listado específico de personas a quienes confesar tu pecado. Este un proceso individual en el cual necesitarás orar mucho y pedir consejo para definir con quienes hacerlo y con quienes no. Cuando tengas dudas busca apegarte lo más que puedas a las Escrituras.

Para ayudarte a tomar esta decisión, te presentamos un marco de referencia. Estos son factores que debes tomar en cuenta al confesar un pecado.

 

Confiesa tu pecado con quienes tienes un compromiso de decir la verdad

Hay relaciones en las que te comprometiste explícitamente a decir siempre la verdad. Es el caso de tu esposo o esposa. Tu cónyuge está contigo sobre la base de promesas que se hicieron mutuamente. Si rompiste una de esas promesas, tu pareja tiene derecho a no vivir engañada. Si estás comprometido o comprometida a casarte y estás en pecado sexual, estás rompiendo de antemano los votos de matrimonio.

Hay relaciones en las que no estás “obligado” a reportar tu vida personal, sin embargo se confía implícitamente en tu honestidad para estar donde estás. Es el caso de tus empleadores o tus líderes en la iglesia. Si estás usando recursos de la empresa para ver pornografía, o favoreciendo a un trabajador sólo por los favores sexuales que obtienes, estás faltando a la honestidad que se espera de ti para estar ocupando el cargo.

 

Respeta el estado emocional y mental de otros

Conozco del caso de un joven que le pidió a una amiga hablar con ella en privado. Durante la conversación él le confesó que había estado teniendo pensamientos lujuriosos sobre ella, y le pidió perdón. No es posible explicar lo alterada que estaba esta chica por la confesión. Muy probablemente su amigo lo hizo con absoluta sinceridad y necesitó mucha valentía y humildad.

¿Qué fue entonces lo que salió tan mal? El problema es que el muchacho lo hizo de una manera egoísta. Consideró solamente su propio interés en vivir en libertad, pero nunca pensó en que causaría una herida en ella. Esta chica nunca había sido directamente afectada por el pecado y el amigo pudo haber procesado sus tentaciones con con la ayuda de un consejero sin decírselo a ella. Ora para que Dios te de mucha sabiduría y discernimiento para no propasarte de los límites y dañar a alguien.

 

Examina tus motivaciones

El propósito bíblico de la confesión a Dios es obtener su perdón. El propósito de confesar a los demás es ser sanado (Stg. 5:16). Esas motivaciones tienen a Dios como centro. Pero también podrías hacerlo con un corazón egoísta. Puedes caer en contarle a otros un pecado para manipularlos inspirando lástima. Puedes usarlo para que herir. Por ejemplo, las confesiones que empiezan con “Caí en infidelidad porque tú no me amaste lo suficiente…” no es una admisión de responsabilidad, sino un disfraz para decir “yo no estaría mal si no fuera por ti, tú estás mal y yo no”. Puedes hacerlo para aliviarte de la culpa, pero sin intención real de hacer algún cambio en tu vida. Como principio general, una confesión debe edificar a los demás. Es cierto, puede causar dolor, pero a largo plazo producirá un beneficio para tu matrimonio, para tu iglesia y para la comunidad.

 

Prepárate para las consecuencias relacionales

Sería ingenuo no esperar cambios en tus relaciones. Puede que algunas personas eran amigos sólo del falso yo que proyectabas, pero se alejarán al conocer que quieres vivir en libertad. La confesión puede hacer más fuertes tus relaciones, especialmente con tu familia. Pero también puedes esperar críticas. Si estás casado, definitivamente pondrá una tensión que no esperabas. Para algunos cónyuges es un alivio, quizás escucharás “siempre supe lo que me estás contando, hoy te agradezco que finalmente me digas la verdad, te perdono”. A veces te tocará pagar el precio de ganarte de nuevo la confianza de alguien. Y lo más probable es que la persona que te escucha te diga, “yo también estoy en pecado y necesito la ayuda que tú estás obteniendo”.

La confesión es uno de varios principios que necesitas integrar para dejar el pecado sexual. Oro para que Dios te guíe en este proceso, te guíe al arrepentimiento y que puedas encontrar restauración.