La expresión “entregar cuentas” es una frase que autores y académicos han acuñado. Describe las relaciones en las que una parte pide transparencia de la otra en el manejo de sus procesos. Así se usa en política y gobierno, en contabilidad, y en la administración pública y privada. Sin embargo, la entrega de cuentas (llamada accountability en inglés) es un principio que se observa a lo largo de toda la Biblia. Dios mismo describe las relaciones entre cristianos como relaciones de transparencia, y de apoyo mutuo sino para ser cada día más como Cristo. Lee este ejemplo:

Amados hermanos, si otro creyente está dominado por algún pecado, ustedes, que son espirituales, deberían ayudarlo a volver al camino recto con ternura y humildad. Y tengan mucho cuidado de no caer ustedes en la misma tentación. Ayúdense a llevar los unos las cargas de los otros, y obedezcan de esa manera la ley de Cristo. Gálatas 6:1-2 NTV

Sin embargo, se ha hecho costumbre entre cristianos hablar de entregar cuentas como la solución en sí que elimina el pecado. Erróneamente se aplica como una forma de castigo.

Por ejemplo, un grupo de amigos se ponen de acuerdo para entregar cuentas cada semana. Se reúnen para contar cómo les fue en sus recaídas.

El primero comenta, “pues esta semana quiero contarles que vi pornografía en el teléfono, varias veces”. Los demás asienten y le dan consejos para tranquilizarlo.

El segundo comenta algo similar, “esta semana estuve viendo televisión hasta la madrugada y resulté viendo pornografía. Recaí en masturbación, esto sucedió tres veces durante la semana”. Los demás del grupo le recomiendan no ver más televisión en la madrugada. Todos terminan la ronda en el grupo contando cómo les fue en cuanto a recaídas. Se ponen de acuerdo para verse la próxima semana a la misma hora.

Esta técnica está destinada a fracasar. ¿Por qué? Pues porque ni siquiera menciona a Cristo ni la necesidad de arrepentimiento. El proceso antes descrito podría hacerse con un grupo de no creyentes, y funcionar con la misma dinámica.

Comento que este enfoque tiene como centro el castigo porque se centra en avergonzar al que está hablando. El centro de la conversación no es Cristo. Aun cuando los compañeros no se insulten o degraden entre sí después de hablar, se sobreentiende que la vergüenza de contar en público una recaída en pecado sexual debería ser suficiente para disuadirlos de volver a hacerlo. ¿Pero qué lógica tendría ésto? ¿Cómo podría el avergonzar a alguien ayudarlo a sanar de la vergüenza del pecado?

Entregar cuentas debe tener como centro hablar de lo que Cristo puede hacer por el pecador arrepentido que está hablando. Un compañero de responsabilidad debe animarte a pedir perdón a Dios. También debe ayudarte a aplicar las Escrituras, y orar por ti.

No me malinterpretes. Creo que el principio de entrega de cuentas es una herramienta poderosa. Nuestro programa de consejería en línea dedica varios días a ayudarte a implementarla en tu vida. Pero como todo principio bíblico, apunta y muestra a Cristo. Si usas la dinámica pero desechas a la cruz que es el centro de todo el proceso, continuarás el ciclo de pecado. Ninguna técnica en sí misma quita el pecado. Cristo es el que lava con su sangre nuestro pecado, a través de su muerte, y para acceder a ese beneficio es necesario nuestro arrepentimiento constante.