Hay una diferencia extrema entre sentirte avergonzado por tu conducta sexual pero seguir cometiendo pecado una y otra vez; y sentirte arrepentido por tu pecado y hacer lo que sea necesario para cambiar de rumbo y vivir en libertad. La vergüenza te hunde y te anima a buscar más sexo para quitarte la sensación desagradable. El arrepentimiento te impulsa a hacer cambios y acercarte a Cristo. Pero, ¿cómo cultivar un arrepentimiento que me haga cambiar?

Analicemos juntos otra historia del libro bíblico llamado Esdras. Este Esdras fue un escriba que vivía en el exilio. Dios había sacado al pueblo de Israel de su tierra por causa de su pecado. Cuando él regresó a Israel descubrió que varios líderes del pueblo se habían casado con mujeres de pueblos paganos. Dios había prohibido ese acto advirtiéndoles que si contraían matrimonio con mujeres de pueblos vecinos, caerían en idolatría. Incluso, esta fue una de las razones por las que Dios había llevado en su momento al exilio.

Lee conmigo la reacción radical de Esdras cuando se enteró del pecado cometido:

Al oír esto, me rasgué el manto y la camisa, me arranqué el pelo de la cabeza y de la barba, y me senté completamente horrorizado. Entonces todos los que temblaban ante las palabras del Dios de Israel vinieron y se sentaron conmigo a causa de este ultraje cometido por los que habían regresado del destierro. Allí me quedé sentado, totalmente horrorizado, hasta la hora del sacrificio vespertino. A la hora del sacrificio, me levanté de donde había estado sentado haciendo duelo con mis ropas rasgadas. Caí de rodillas y levanté las manos al Señor mi Dios. Esdras 9:3-8 NTV

¿Qué podemos aprender de la reacción de Esdras ante el pecado?

 

  1. Se rasgó las vestiduras.

No vas a desgarrar tu ropa por el pecado, pero si es necesario que desgarres tu corazón. Esto significa que debes reconocer que has pecado y que el pecado te separa de Dios. El versículo bíblico en Joel 2:13 dice:

No se desgarren la ropa en su dolor sino desgarren sus corazones. Regresen al Señor su Dios.

Para regresar a Dios debes entender que no te has fallado a ti mismo, o a tu familia o al liderazgo de tu iglesia; el pecado ha sido en contra de Dios. ¿Estás consciente que tu pecado te ha separado de Él?

 

  1. Sintió horror por el pecado.

Ezequiel 6:11 dice:

Esto dice el Señor Soberano: den palmadas y pataleen en señal de horror. Griten por todos los pecados detestables que ha cometido el pueblo de Israel.

La cultura nos ha enseñado que el pecado sexual “no es tan malo” y que “todo el mundo lo hace”. Es tan normal ver conductas sexuales desordenadas por todos lados, no es necesaria una búsqueda rigurosa para ver imágenes, escuchar canciones y leer notas que minimicen el pecado sexual. Dios aborrece el pecado.

Quizá no has llegado al punto de aborrecer tu pecado o de sentirte horrorizado por lo que has estado haciendo así que te invito a hacer una pausa y pedirle al Señor que te conceda despreciar tus faltas, recuperar esa actitud de “escandalizarte” por tu propio pecado.

 

  1. Se rodeó de personas que temblaban ante Dios.

Si tienes amigos que van a alentar o aprobar tu conducta sexual, no encontrarás el arrepentimiento que buscas. Necesitas rodearte de hombres y mujeres que buscan honrar a Dios con su conducta. Te urge escuchar y prestarles atención a personas que condenarán tu pecado. Salmos 141:5 dice:

¡Deja que los justos me golpeen! ¡Será un acto de bondad! Si me corrigen, es un remedio calmante; no permitas que lo rechace.

¿Te atreverías a ponerte en manos de hombres y mujeres que te ayuden a enderezar tu camino? ¿Te atreverías a ser corregido por otros?

 

  1. Se levantó de su duelo.

Llega un punto en el que debes levantarte de donde estás y hacer algo por tu vida. Esta es la clave de un arrepentimiento genuino; cuando tomas decisiones concretas para darle un giro radical a tu vida.

No es suficiente sentir vergüenza por caer una y otra vez en pornografía y al mismo tiempo seguir teniendo acceso sin restricción al material en tu computadora, televisión o celular. No es suficiente avergonzarte por caer en pecado sexual con tu novio y a la vez continuar buscando momentos de soledad con él. ¡Debes tomar decisiones radicales! ¡Debes moverte de donde estás!

Piensa por un instante… ¿Qué decisión debes tomar hoy para dejar tu pecado?

 

  1. Levantó sus manos a Dios.

Salmos 88:9 dice:

Los ojos se me cegaron de tantas lágrimas. Cada día suplico tu ayuda, oh Señor; levanto a ti mis manos para pedir misericordia.

Levantar tus manos delante de Dios es señal de rendición. Con humildad acude al único que puede ayudarte. Así como estás; sabiendo que no puedes esconder nada delante de Dios.

Toma un momento para orar, levantar tus manos a Dios en señal de arrepentimiento. Reconoce tu pecado delante del único que puede salvarte… te aseguro que Él acudirá a tu rescate.