Inicié la lectura de un nuevo libro, Beggar’s Daughter (La hija del mendigo) de Jessica Harris. Una mujer cristiana que estuvo atada a la pornografía durante varios años y luego de un proceso de restauración escribe un libro contando su proceso. Deseo compartir notas contigo sobre este libro, especialmente porque la historia de ella es muy parecida a muchas mujeres que hemos estado luchando en secreto con el pecado sexual.

Durante la lectura recordé lo difícil que es guardar el secreto de vivir en pecado sexual, especialmente cuando se es mujer. Aún más complejo es ser una mujer que conoce de Dios y sus promesas y no poder vencer el pecado.

Recuerdo la noche en la que mi vida oculta quedó al descubierto delante de mi familia. Mi plan para ese día era escapar de la casa; creía que era más fácil iniciar de nuevo a seguir soportando la vida que tenía. Mis planes fracasaron por completo cuando uno de mis hermanos me descubrió y no me dejó escapar.

Me pidieron que me sentara con ellos en la sala familiar y todos (mi mamá y mis hermanos) empezaron a preguntarme el porqué de mi conducta extraña y rebelde. Y si, admito que me había vuelto una mujer rebelde y llena de rencor y odio hacia mi familia. Sin embargo, guardaba el secreto de haber vivido abuso sexual y de estar teniendo una vida sexual desordenada. Mi pecado lo justificaba con mi pasado; tenía derecho a ser rebelde y a estar pecado. Después de haber sufrido en mi niñez, lo menos que podían esperar de mi era una buena conducta.

Sentía que la vida cristiana no era para mí. Conocía de un Dios bueno pero en mi cabeza no encajaba la idea de tener un Dios bueno que permitió que viviera tanto dolor desde muy temprana edad. Tampoco concebía cómo se podía vivir en libertad del pecado sexual, simplemente esa vida no estaba diseñada para mí. Aunque sabía los principios, no podía vivirlos. Sin duda, algo estaba mal en mí.

Al verme confrontada por mi familia, un pensamiento se cruzó por mi cabeza: si les digo lo que hay en mi corazón tengo dos opciones. Me sacan de la casa (finalmente eso es lo que quiero) o entienden por lo que estoy pasando. Así que les conté todo esperando lo peor. Que gran sorpresa para mí descubrir que me ofrecieron su apoyo y me escucharon.

Sacar a luz mi secreto ha sido lo más difícil que he vivido pero también lo más liberador. Aunque mi vida no se resolvió aquella noche, y la relación con mi familia continúa en restauración, estoy segura que fue el primer paso para la libertad. Era necesario hacerme responsable de todo para poder sanar, no había otra forma distinta para iniciar con el proceso.

Ni la muerte ni la destrucción ocultan secretos al Señor ¡mucho menos el corazón humano! Proverbios 15:11 NTV

Seamos honestas, ¿a quién queremos engañar cuando tratamos de ocultar nuestro pecado? Es cierto, es muy difícil confesar, especialmente si estás dentro de un contexto cristiano donde se nos enseña a ser mujeres piadosas.

Toma un momento para pensar, ¿qué has estado ocultado de los demás? ¿Puedes ponerle nombre? Pornografía, masturbación, relaciones sexuales fuera de matrimonio, una relación de noviazgo que involucra el pecado sexual, conversaciones sexuales, lecturas eróticas, etc.

Te quiero invitar a hacer un ejercicio práctico. Escribe tu historia en una hoja, escribe lo que deseas sacar a luz. Luego, guarda la hoja en lugar donde puedes cada noche tomarla y orar pidiéndole a Dios que te de sabiduría para encontrar a alguien a quien le puedas contar esta parte de tu vida. Estoy segura que Dios te guiará a la persona correcta.

¿Puede alguien esconderse de mí en algún lugar secreto? ¿Acaso no estoy en todas partes en los cielos y en la tierra?, dice el Señor. Jeremías 23:24 NTV

No podemos escondernos de Él. Pero lo especial y maravilloso es que Él sabe nuestro secreto y no lo usará para juzgarnos o para condenarnos. Él está dispuesto a ayudarte y ponerte en el camino correcto de sanidad.