Hoy puedo dar gloria a Dios por la libertad que me da después de haber vivido 13 años de esclavitud a la pornografía, masturbación y relaciones sexuales pre-matrimoniales.  Poco a poco Dios ha ido restaurando mi pureza y cada día ha sido un nuevo reto de libertad para mi. Uno de mis mayores retos es salir de nuevo con mujeres, después de haber completado mi curso de 60 días en este ministerio. Hace poco comencé una relación de noviazgo y me vi enfrentado con una nueva lucha: ¿Es posible mantener limites de pureza después de estar acostumbrado al pecado sexual?

Yo había estado ya soltero por más de 1 año y viviendo en libertad por casi 3 años.  Ahora los abrazos, los besos, los momentos a solas, eran experiencias completamente nuevas en mi vida en libertad. Se sentía distinto a lo que estaba acostumbrado.  Pero ella y yo comenzamos a tener nuestras batallas y luchas; pensaba que después de tanto tiempo de no caer en pecado sexual simplemente podía manejar esto.

Ahora que estaba sirviendo como mentor de otros estudiantes en el programa, y aplicando todos los principios que, creía que sabía todo y que podía con todo.  Me sentía como en un nivel de santidad superior; pero ese mismo orgullo que comenzó a existir en mi corazón fue el mismo que me ocasionó el primer tropiezo para darme cuenta que aún sigo necesitado de Cristo.  Esos abrazos y besos se comenzaron a convertir en caricias, en tiempos a solas y besos apasionados.

Mi alarma interna sonaba constantemente, pero en mi mente me repetía las siguientes mentiras: “nuestro noviazgo es diferente y nunca vamos a caer”, “yo ya no soy igual a los demás”, “yo puedo solo”, “ya estoy en un nivel más avanzado en mi santidad”. Simplemente estaba equivocado, me vi atravesando la línea tenue que separa la libertad y el pecado en una relación de noviazgo.

Así que comete pecado todo el que sabe hacer el bien y no lo hace.  Santiago 4.17 NVI

Envuelto en frustración y temor por lo que estaba sucediendo, comencé a retomar principios que había aprendido pero que había olvidado o por orgullo no estaba aplicando.  Aprendí que eso se llamaba pecado por omisión, cuando sabiendo hacer lo correcto no lo hacemos.  Aquí una lista de los hábitos y principios que había ya abandonado:

  1. Límites claros desde el principio de pureza en mi relación de noviazgo
  2. Entrega de Cuentas a mis amigos de responsabilidad
  3. Mi vida devocional diaria y constante
  4. Identificar los disparadores de tentación
  5. Huir de la tentación

Mi pastor y líder me dijo algo directo y claro acerca de las tentaciones que estaba viviendo en mi relación de noviazgo. “Si no tuviéramos esas tentaciones, dejaríamos de ser humanos; pero en esos momentos de tentación tenemos la facultad de tomar siempre una decisión”.  Nosotros decidimos si continuar en el pecado, entretener la tentación o buscar a Dios para huir de la misma.

Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir. 1 Corintios 10.13, NVI

A pesar que son versículos que hemos una y otra vez leído, se hacen tan vivos en situaciones de tentación como las que he vivido en mi actual relación de noviazgo.  Tenemos siempre una salida a la tentación y al pecado.  Tenemos a nuestro libertador que es Jesuscristo.

Habiéndome arrepentido de mi orgullo, empecé a retomar los principios bíblicos que había aprendido. Entre los pasos que hemos tomado mi novia y yo para establecer esos limites de pureza, puedo listar:

  1. Identificar los disparadores de tentación cuando estamos juntos (abrazos, besos, acaricias, lugares, etc.).  Un solo beso enciende nuestras hormonas y debemos estar dispuestos a luchar por nuestra integridad mutua.  Lo mejor es ser honestos los unos con otros para conocer en donde debemos establecer esos límites.  Cada uno conoce su cuerpo, cada uno conoce su debilidad y solo siendo abiertos podremos identificarlos.
  2. Entrega de cuentas a nuestros amigos de responsabilidad.  Algo esencial y vital es el apoyo de nuestros mentores, amigos y lideres espirituales; que nos ayuden también a identificar las debilidades que puedan existir en la relación.  Que nos ayuden a hacernos las preguntas difíciles que podríamos estar omitiendo por razonamientos de amor. Cada uno de nosotros retomó la costumbre de entregar cuentas. Yo con mis amigos, y ella con sus amigas, por separado.
  3. Una vida de oración y lectura de la Palabra.  Este debería ser lo primordial en una pareja que desea vivir en libertad.  La oración y lectura de la palabra nutre nuestros corazón y nos mantiene en sintonía con Dios.  Nos ayuda a vivir en los deseos de nuestro espíritu y la Voluntad de Dios; en lugar de darle rienda suelta a los deseos de la carne.  Nos une también como pareja y permite que Dios siempre sea el centro de nuestras vidas.

En Jesucristo si es posible tener un noviazgo en santidad. Nosotros no hemos sido perfectos pero sí puedo decir que hemos buscado arrepentirnos de nuestro orgullo y buscar a Dios de corazón.  Hemos hablado y pedido la ayuda respectiva para llevar nuestra relación en pureza, con el fin de agradar y glorificar a Dios.  Mi mayor anhelo es presentarla en el altar a mi Padre como una ofrenda grata; sabiendo que es mi responsabilidad ser un buen líder y guerrero por la pureza e integridad de ella.  Deseo conocer y experimentar un futuro matrimonio bendecido y que mi Dios sea la roca firme en nuestra libertad.


Arturo Valladares es mentor de este ministerio y Coordinador de toda la tecnología que utilizamos. Sus pasiones incluyen la programación, el mercadeo, la aviación y el emprendimiento.