La Biblia describe muchas veces el deseo sexual como un fuego. El lenguaje mundano y la cultura secular usan alegorías de “fuego” para referirse a la actividad o deseo sexual. La diferencia es que la Biblia nos enseña que ese fuego puede ser utilizado en santidad.

Cuando era pequeño, una pieza del equipo médico de mi papá que más maravilla me causaba era la autoclave. Esta parecía una mezcla entre caja fuerte y un horno de microondas en su clínica, y servía para poner dentro todo el equipo médico. Yo sólo sabía que al cerrarse empezaba a subir la temperatura dentro y en unas horas al salir el equipo, estaba calentito. Hoy sé que una autoclave genera temperaturas superiores a los 100 C, lo que causa que todo microorganismo muera dentro. Así es como se garantiza que una pieza de equipo médico sea estéril.

Este y otros ejemplos me han recordado el uso del fuego. Es por fuego que se purifica lo contaminado, y con fuego se trabaja el metal. Por medio del fuego se cocinan alimentos para hacerlos aptos para el consumo humano. El fuego a gas fue durante mucho tiempo la base del alumbrado público que alejaba la noche oscura.

Pero el fuego también carboniza un bosque y ampolla la piel humana. El fuego es la ruina financiera del empresario cuya fábrica se quema en un incendio.

¿Qué hace la diferencia?

Son los límites los que hacen la diferencia entre un fuego útil y uno que destruye.

Piensa en cómo no podría hacerse un asado sólo con esparcir carbón en el piso y prenderle fuego allí. Se necesita un contenedor, una parrilla que proteja al fuego del viento y que le permita arder hasta que se termine de asar toda la carne. Otro artesano que domina el fuego es el herrero. La herrería requiere instrumentos como la fragua, el uso de electrodos, gafas protectoras y guantes de cuero grueso. Un herrero que no tiene protecciones se expone a quemaduras, electrocución o envenenamiento por gas, pero un herrero que trabaja con protecciones es de los artesanos más estimados en la industria usando fuego.

Esta es una analogía de la pasión que arde dentro de cada uno de nosotros. El deseo sexual es vivo y arde constantemente en el interior de un hombre – pero eso no significa que sea malo, sino que su efecto depende de los límites y protecciones que uno tenga.

Estoy leyendo un libro de Matt Chandler, llamado The Mingling of Souls. Me impactó esta enseñanza del libro:

“El diablo no creó tus genitales, no fue como si Dios hiciera de Adán un cuerpo incompleto, y de pronto viene Satanás y le pega un pene y unos testículos para corromperlo.  Fue Dios el que creó el tejido que se expande y el tejido que segrega. Fuiste hecho santo, con un cuerpo completo con deseo, incluso ANTES de que la mujer fuera creada.”

Esta perspectiva me ha ayudado a sentirme más tranquilo con mi deseo y a entender que puede ser puro y limpio, pero también a estar mucho más alerta y ser más esforzado en cómo dirigirlo. Los mejores tiempos de pureza en mi vida cristiana han sido cuando los límites están en su lugar, y los peores, cuando yo mismo los he atravesado o quitado.  Es una cosa tener es tener una gran pasión que Dios nos ha dado, pero otra cosa expresarla en forma incorrecta o dejarla arder sin límites.

Y es que la mayoría de nosotros no tenemos parámetros para contener nuestro propio fuego. Probablemente avanzaríamos mucho en nuestra lucha contra el pecado sexual si construyéramos mejores límites. Y la mejor protección, el contenedor diseñado por Dios para mantener este fuego ardiendo es el matrimonio. Ya en otras oportunidades me habrás escuchado decir que ésta conversación sobre construir matrimonio es para solteros y para casados a la vez. Es un esfuerzo que todo hombre debe mantener, no es una conversación de hombres casados sino un tema de iglesia como cuerpo.

Continuaremos hablando de construir límites en otra ocasión, pero ahora, responde par a ti mismo estas preguntas:

 ¿Podría hoy calentar un hogar con este fuego que siento?

¿Puedo purificar una cama y un cuerpo con este fuego?

¿Estoy usando este fuego para forjar mi carácter blando, como si trabajara un metal?

¿He causado ya quemaduras graves en alguien con este fuego? ¿Quiero repetir eso?

¿Estoy quemando mi futuro con este fuego?

¿Cómo podría trabajar para detener la destrucción y usarlo para bien?