Jesús mostró un amor muy especial a mujeres que estaban en pecado sexual y el contacto que tuvo con cada una de ellas cambió la historia de la humanidad para siempre. Quiero mostrarte cómo Jesús ama a la mujer que está en pecado a través de estas historias bíblicas:

  1. Jesús y la mujer samaritana

—Por favor, señor —le dijo la mujer—, ¡déme de esa agua! Así nunca más volveré a tener sed y no tendré que venir aquí a sacar agua. Jesús le dijo: —Ve y trae a tu esposo. —No tengo esposo —respondió la mujer. —Es cierto —dijo Jesús—. No tienes esposo porque has tenido cinco esposos y ni siquiera estás casada con el hombre con el que ahora vives. ¡Ciertamente dijiste la verdad! Juan 4:15-18 NTV

Jesús conoce muy bien las luchas por las que estás pasando. Conoce bien la necesidad de tu corazón y cómo has estado tratando de satisfacer esas necesidades en personas incorrectas. De pronto y puedes sentirte identificada con la mujer samaritana; tratando de encontrar amor y afecto en varias personas sin conseguir realmente lo que necesitas.

Lo interesante es que aún y a pesar de conocer su vida y su pecado se dirige directo a ella para pedirle agua. ¿Puedes darte cuenta que tu pecado no aleja a Jesús de tu vida? La Biblia dice que nada puede separarnos del amor de Dios, nada (Romanos 8:31-39).

Durante el ministerio de Jesús, muy pocas supieron que Él era el Mesías prometido. Lo sabían las personas que estaban cerca de Él: los discípulos, su familia. Y es interesante que Jesús revela su identidad justo con esta mujer (Juan 4:26). Cualquiera pensaría que ella era la menos indicada para saber que Jesús era el Salvador el mundo, sin embargo, era justo lo que necesitaba: un Salvador para su vida.

Si estás en pecado sexual, esta verdad (y privilegio) también es para ti. El Salvador del mundo quiere que lo conozcas de una forma que nadie ha conocido. Es porque te ama y quiere rescatarte que está dispuesto a revelarte secretos que nadie sabe y que son especialmente para ti.

  1. La mujer que unge a Jesús

Cuando cierta mujer de mala vida que vivía en la ciudad se enteró de que Jesús estaba comiendo allí, llevó un hermoso frasco de alabastro lleno de un costoso perfume. Llorando, se arrodilló detrás de él a sus pies. Sus lágrimas cayeron sobre los pies de Jesús, y ella los secó con sus cabellos. No cesaba de besarle los pies y les ponía perfume. Lucas 7:37-38 NTV

Una mujer de mala vida no podía acercarse con tanta libertad a las personas. Así es el pecado sexual; nos impide relacionarnos con libertad con las personas que amamos, nos aísla de lo más significativo de nuestra vida. Pero esta mujer se atrevió a acercarse a Jesús y Jesús, no la rechazó.

La verdad es que cuando estamos en pecado, el único que puede aceptarnos sin que recibamos rechazo es Él. Y podemos estar confiadamente delante de su presencia sin temer al castigo ni a la condenación (Hebreos 4:16).

  1. Una mujer sorprendida en adulterio

Mientras hablaba, los maestros de la ley religiosa y los fariseos le llevaron a una mujer que había sido sorprendida en el acto de adulterio; la pusieron en medio de la multitud. Maestro —le dijeron a Jesús—, esta mujer fue sorprendida en el acto de adulterio. La ley de Moisés manda apedrearla; ¿tú qué dices? Juan 8:3-5 NTV

A muchas de nosotras nos pasa lo mismo por la mente: ¿dónde estaba el hombre con el que había cometido adulterio? No lo sabemos, pero lo que sí sabemos es que una mujer en pecado está delante de Jesús. Una mujer que seguramente merecía la muerte, una mujer avergonzada y con culpa. Y el Único que podía castigarla (por no tener ningún pecado encima) no lo hizo.

Así es, merecemos la muerte y la condenación pero delante de Jesús encontramos gracia y misericordia. ¿Puedes imaginarte por un momento delante de Jesús? Tal y como estás, con el pecado y el dolor de buscar satisfacción y alivio para tu alma en lugares incorrectos y atrévete a recibir y abrazar la gracia y el perdón de Dios.

Es interesante que en el nuevo testamento Dios muestre su gracia a través de Jesús y lo muestra en mujeres necesitadas de perdón. La verdad es que Jesús tiene un corazón especial por la mujer que está en pecado sexual. Lo vemos en la Biblia y hoy puede ser evidente en tu vida.

—Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes las palabras que dan vida eterna. Juan 6:68 NTV

Hoy te invito a acercarte al Único que ve tu pecado de forma diferente; no para condenarte sino para tener una oportunidad de acercarse a ti, de amarte, perdonarte y restaurarte.