Es necesario vivir el dolor que ha causado la infidelidad de tu pareja y si quieres aprender cómo hacerlo, puedes hacer clic en este enlace. Sin embargo, Dios te invita a dar el siguiente paso; Él está contigo en medio del sufrimiento invitándote a seguir avanzando.

Lee conmigo un pasaje que se encuentra en Marcos capítulo 4:

Al atardecer, Jesús dijo a sus discípulos: Crucemos al otro lado del lago. Marcos 4:35 NTV

Constantemente Jesús hace la invitación a “cruzar del otro lado”. Especialmente si has estado estancada en el temor, dolor, enojo, o la incertidumbre; Él hace la invitación para dar el siguiente paso.

Así que dejaron a las multitudes y salieron con Jesús en la barca (aunque otras barcas los siguieron). Pronto se desató una tormenta feroz y olas violentas entraban en la barca, la cual empezó a llenarse de agua. Marcos 4:36-37 NTV

La tormenta que ha causado la infidelidad de tu pareja, no es ajena a Dios. Él está subido en la barca junto a ti. La infidelidad no lo ha tomado por sorpresa ni se le ha escapado de las manos.

Jesús estaba dormido en la parte posterior de la barca, con la cabeza recostada en una almohada. Los discípulos lo despertaron: ¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?, gritaron. Marcos 4:38 NTV

Sin embargo, parece que en medio de la tormenta Él está dormido. ¿Cierto? Sé que muchas veces has gritado algo similar a las palabras de los discípulos: “¿No te importa que me ahogue?” “¿No te importa que me esté doliendo?” “¿No te importa que se haya destruido mi familia?” “¿No te importa mi vida?”.

Toma un momento para meditar en las palabras que has usado para hablar con Dios en medio de la tormenta. Lo hermoso es que Jesús no se molesta cuando nos dirigimos a Él de esa forma; Él no reprendió a los discípulos cuando le hablaron así. En Cristo tienes un lugar seguro para expresar tus temores.

Cuando Jesús se despertó, reprendió al viento y dijo a las olas: ¡Silencio! ¡Cálmense! De repente, el viento se detuvo y hubo una gran calma. Marcos 4:39 NTV

Jesús no está dormido. Quizá está esperando a que clames a Él para que te rescate. No pudiste evitar que la tormenta llegara, tampoco podrás hacer mucho para que se calme y es en este punto, cuando entendemos que nada está bajo nuestro control que necesitamos clamar al único que si tiene el control de las cosas.

He aprendido a lo largo de mi vida, que las tormentas son las mejores circunstancias para acercarte nuevamente a Dios. Sí, a veces Él las permite para que regresemos a sus brazos. Escribo esto desde lo más profundo de mi corazón: Lo mejor que puedes hacer en esta tormenta es estar cerca de Él. Te entiendo, sé que aún no ves la luz del sol pero por favor… regresa a Él. Cruzar la tormenta de su mano es la mejor decisión que puedes tomar.

Luego él les preguntó: ¿Por qué tienen miedo? ¿Todavía no tienen fe? Los discípulos estaban completamente aterrados. ¿Quién es este hombre? —se preguntaban unos a otros—. ¡Hasta el viento y las olas lo obedecen! Marcos 4:40-41 NTV

Jesús es el único que puede calmar la tormenta que causó la infidelidad en tu vida. Hoy puedes clamar a Él con la plena seguridad que está a tu lado, Él despertará con poder y con su autoridad calmará la tormenta que hay a tu alrededor. Él es el único que tiene el poder para hacerlo.

Necesitas depender de Él para cruzar del otro lado. ¿Puedes reconocer lo que Él te está pidiendo en este momento para que sigas avanzando? Considera algunas cosas:

  • Buscar ayuda para sanar tu corazón.
  • Abandonar el rencor por un lado. Dejar la ira que te ha estado controlando.
  • Dejar de sentirte impotente ante la situación.
  • Avanzar en el proceso del perdón hacia tu pareja.

Recuerda que cruzar hacia el otro lado no evita la tormenta, aun así debes pasarla pero hoy tienes la esperanza de que Jesús está a tu lado; es seguro cruzar hacia el otro lado teniendo a Dios en tu barca.

Por último, permite que ore por tu vida. Justo en este momento, estoy pasando por una de esas tormentas que no tienen significado pero estoy convencida que Jesús está a mi lado y pronto estaré del otro lado siendo una mujer más fuerte; una mujer segura que Dios está al control de cada situación difícil que pasa. Su propósito se cumplirá en mi vida y estoy segura que también se cumplirá en la tuya.

“Padre bueno, gracias por las tormentas que nos haces pasar. Estoy convencida que son circunstancias que nos hacen estar más cerca de ti y comprender que nos amas con amor eterno. Quiero darte gracias porque en medio del temor podemos clamar a ti y tú nos escuchas. Hoy quiero pedirte por mi amiga que está leyendo esta nota, sé que no has estado dormido en medio de esta situación difícil y quiero pedirte que le muestres que has estado con ella en cada segundo de su vida. Conoces sus más profundos temores y todo lo que hay en su corazón y quiero pedirte que tu Espíritu Santo traiga convicción plena que ella necesita regresar a ti, que necesita abandonar todo el control y entregártelo a Ti. Padre dale la fortaleza suficiente y necesaria para seguir avanzando hasta cruzar al otro lado. Gracias por estar con nosotras Padre, gracias por darnos esperanza y gracias porque tu fiel amor perdura para siempre. Amén.”